Batkid, el superhéroe de San Francisco

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Todos conocemos a superhéroes que trabajan al servicio de la ley y de la justicia en una ciudad determinada. A lo que quizás no estamos acostumbrados es a ver cómo una ciudad entera se pone al servicio de un superhéroe. Y precisamente eso fue lo que ocurrió el pasado 15 de noviembre en San Francisco. La ciudad, transformada en Gotham City para la ocasión, se rindió a los pies de Miles Scott, un niño de cinco años que lucha contra la leucemia, para ayudarle a cumplir su sueño: convertirse en Batkid.

La iniciativa partió de Make a Wish, una fundación solidaria dedicada a hacer realidad los deseos de niños con enfermedades graves. En el caso de Miles, lo tuvieron claro: el pequeño quería ser como Batman, su superhéroe favorito, así que decidieron organizar un día de aventuras a su medida. Guiado por el mismísimo Batman, Miles recorrió San Francisco desfaciendo los entuertos que la fundación y sus numerosos cómplices hicieron surgir en su camino: salvar a una joven apresada, evitar el robo a un banco e incluso rescatar a la mascota de los San Francisco Giants, el equipo de béisbol de la ciudad, de las garras del malvado Pingüino. La aventura de Batkid, en la que colaboraron la policía local y el alcalde, acabó con la entrega de las llaves de la ciudad al pequeño para agradecerle sus proezas.

El día inolvidable de Miles se convirtió en todo un acontecimiento mediático. Make a Wish había pedido apoyo a la iniciativa a través de la redes sociales, y fueron tantos los que se volcaron con ella que el resultado superó todas las expectativas. Miles de personas animaron en vivo a Batkid durante su recorrido por las calles de San Francisco. En Twitter, el hashtag #SFBatkid echaba humo. Incluso el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, envió un mensaje al pequeño superhéroe en un vídeo que colgó en esa misma plataforma.

El caso de Miles me ha hecho recordar una historia solidaria similar que leí meses atrás. En aquella ocasión no hubo intermediación de ninguna fundación, sino que todo fue fruto de la espontaneidad. La protagonista era Hazel Hammersley, una niña de dos años enferma de cáncer. Dispuestas a aderezar las largas horas de espera en su hospital de Los Ángeles con un poco de diversión, a la madre y a la abuela de Hazel se les ocurrió escribir un mensaje en la ventana solicitando que les enviaran una pizza a su habitación.

Aquella broma acabó convertida en una grata sorpresa, como narra la propia madre en este blog. Un conductor de paso ante el hospital hizo una foto a la ventana y la colgó en Reddit. Pronto empezaron a llegar pizzas a la habitación de Hazel, que acabó siendo el escenario improvisado de una fiesta para los niños del hospital. Cuando las redes sociales y los medios de comunicación descubrieron la historia de la niña oculta tras ese mensaje en la ventana, las muestras de apoyo y afecto aumentaron.

Deseos infantiles, solidaridad y redes sociales. Parece que la mezcla funciona a la perfección…


Foto: Shelly Prevost