El viaje de la esperanza de Tracie Léost

Tracie Leost

19 de agosto de 2015. Tracie Léost, de 16 años, se calza sus zapatillas deportivas y echa a correr. Le esperan por delante 115 kilómetros y el reto más importante de su vida: lo que ella denomina su viaje de la esperanza, una llamada de atención en defensa de los derechos de las mujeres indígenas canadienses.

Pero vayamos paso a paso… ¿Quién es Tracie Léost? Una joven de la comunidad métis, uno de los tres pueblos indígenas originarios de Canadá. Su historia empezó en 2014, cuando competía como atleta en los Juegos Indígenas Norteamericanos. Además de tres medallas de bronce, Tracie se llevó de aquellos juegos un vivo interés por conocer mejor sus orígenes. Así que, de vuelta en casa, se apuntó a clases de estudios indígenas. Y, alentada por su profesor, se puso a investigar sobre el problema de las MMIWG.

MMIWG son las siglas en inglés de Mujeres y Chicas Indígenas Desaparecidas y Asesinadas. Definen un fenómeno que muchos consideran como una crisis nacional en Canadá. Las estadísticas revelan que las mujeres indígenas de este país desaparecen, sufren violencia o son asesinadas en una proporción considerablemente mayor que el resto de la población femenina.

 

Una crisis ignorada

Algunas organizaciones estiman que podrían llegar hasta 4.000 las mujeres indígenas desaparecidas o asesinadas en todo Canadá durante las últimas décadas, aunque las cifras que maneja la Policía Montada de Canadá son bastante menores. De hecho, la policía canadiense ha sido criticada a menudo por no investigar suficientemente los casos de las MMIWG. Hace unos años, Human Rights Watch llegó a denunciar la falta de protección policial a las mujeres indígenas ante actos violentos.

La situación es especialmente preocupante en las carreteras de la Columbia Británica. La llamada Carretera de las Lágrimas, por ejemplo, es un tramo de unos 720 kilómetros a lo largo de la Carretera 16 en la que han desaparecido o han sido asesinadas docenas de mujeres jóvenes, muchas de ellas indígenas. Esa carretera atraviesa una región rural caracterizada por la pobreza y la carencia de transporte público, por lo que muchos residentes de la zona recurren al autoestop para trasladarse.

A Tracie le conmovió descubrir la realidad sobre las MMIWG. Y le indignó saber que el primer ministro de Canadá en aquel momento, Stephen Harper, no consideraba que el problema fuera lo suficientemente importante. Cuando la joven lo comentó con su profesor de estudios indígenas, este le animó a hacer algo para cambiar la situación. Tracie aceptó el desafío. “Necesitaba crear conciencia y recaudar dinero para ayudar a nuestra gente –comenta en su crónica del viaje–. Así que me puse las zapatillas e hice lo que mejor sé».

 

Correr por las MMIWG

Tracie Léost se marcó un auténtico reto: correr 115 kilómetros en cuatro días. Decidió partir de Oak Point (Manitoba), de donde provenía su familia, y llegar hasta Winnipeg (también en Manitoba), donde se erigía un monumento en recuerdo de las MMIWG. Correría por la carretera en la que habían desaparecido tantas mujeres indígenas. El objetivo de su particular viaje de la esperanza era concienciar a la población sobre la continua violencia que sufren estas mujeres y recoger fondos para la Families First Foundation, una entidad que lucha para que las familias de MMIWG sean escuchadas y atendidas.

Lo cierto es que, a priori, la joven métis no obtuvo el apoyo que pretendía conseguir. Muchos alabaron su iniciativa y le desearon suerte, pero pocos contribuyeron económicamente para que pudiera hacerla realidad. Tampoco tuvo demasiado éxito intentando contactar con empresas que asumieran los gastos de su aventura, así que decidió costeárselos ella misma.

Pese a los obstáculos, Tracie emprendió su viaje. Y, gracias a las redes sociales, obtuvo por fin la visibilidad que necesitaba. Los medios de comunicación empezaron a prestarle atención; llegaron las entrevistas y, con ellas, las donaciones. Como consecuencia, logró recaudar más de 6.000 dólares para la Families First Foundation.

 

El viaje continúa

Desde que Tracie Léost emprendió su viaje, la sensibilidad sobre la situación de las mujeres indígenas de su país parece haber aumentado. En septiembre de 2016, el gobierno canadiense puso en marcha una investigación nacional sobre las MMIWG, aunque los esfuerzos todavía no son suficientes. La propia Tracie considera que queda mucho por hacer para que la investigación tenga éxito.

La joven métis no ha dejado de hacer activismo por los derechos de las mujeres indígenas. Actualmente estudia Trabajo Social en la Universidad de Regina (Canadá) y alza su voz en defensa de las MMIWG. En 2017 fue invitada a hablar en el Parliament Hill durante el We Day Canadá, un encuentro de jóvenes comprometidos con la acción social, y fue portadora de la antorcha durante la ceremonia de inauguración de los Juegos de Verano de Canadá. De aquí a unos días recibirá uno de los Premios Indspire 2018, el más alto honor que la comunidad indígena canadiense concede a su propia gente.

Tracie espera que otras jóvenes activistas se unan a su lucha por los derechos de las mujeres. Aclara que no es necesario correr 115 kilómetros; basta con contribuir a concienciar a los demás. «Tenemos la capacidad de cambiar el mundo y es hora de que lo hagamos –asegura–. ¿Por qué querrías ser ordinario cuando puedes ser extraordinario?».


Foto: 2017 Canada Summer Games